13/09/2014 | por: admin | No hay comentarios | en: Reviews
Desde la salida del disco Unia y la nueva dirección marcada por este precedente, juntando esto con el ingreso de Elias Viljanen en lugar de Jani Liimatainen, creaban una suerte de incertidumbre con respecto al estilo que mostrarían en el siguiente álbum; incertidumbre acentuada por las declaraciones de Tony Kakko mencionando la oscuridad de las composiciones, la desaparición de temas tipo power metal dentro del disco y el mid-tempo como característica fundamental de esta nueva placa. Es de esta manera que recibimos el sexto trabajo de estudio de Sonata Arctica, titulado The Days of Grays, y que en su portada nos muestra una oscura mezcla de elementos muy llamativos que hacen una interesante imagen de lo que sería el disco.
Todo comienza con una pieza instrumental de 3 minutos titulada Everything fades to Gray, una introducción melódica puramente sinfónica (lo cual será la fuerte tendencia del disco) que nos lleva por parajes misteriosos que culminan en silencio. Interesante apuesta para dar pie a Deathaura, que sigue una intro sinfónica que da paso a una potente batería y a un buen riff por parte de Elias, aunque con una abrupta pausa que deja al piano acompañando la hermosa voz de Johanna Kurkela, tras lo cual aparece la voz principal de Tony Kakko induciendo nuevamente a la potencia de esta canción. Es un track dividido en piezas bien marcadas, toques operísticos que ambientan la teatralidad de este tema, aunque sin la misma fuerza y pomposidad que Unia. Deathaura contiene el primer solo de Elias dentro de la banda, sin mucho virtuosismo pero encajando perfectamente dentro de la composición. A pesar de dejar un extraño sabor de boca, es un potente e interesante comienzo para este disco, que inmediatamente nos mostrará lo mejor de Sonata.
Y es que The Last Amazing Grays es, sin lugar a dudas, una de las mejores canciones de este disco y una nueva y brillante estrella dentro de la constelación de hits que posee esta banda. Un comienzo pesado con una batería a mid-tempo con el acompañamiento orquestal que dan paso a una hermosa melodía de piano que acompaña a los hermosos versos de esta canción, mostrándonos a un Tony Kakko muy expresivo y emocionante. La suma de la guitarra le da mayor fuerza y dramatismo a un tema sumamente conmovedor lirica y musicalmente hablando, dándonos uno de los momentos más notables en la carrera de Sonata. Una mezcla perfecta de melancolía, los pulsos progresivos del Unia, coros suaves, orquestaciones bien elaboradas… simplemente notable.
Flag in the Ground es otro punto alto dentro del disco. Power metal en el estilo que nos tienen acostumbrados, con grandes arreglos vocales, el apoyo sinfónico propio de esta entrega, un coro de fácil aprehensión… sin duda otro nuevo clásico con una excelente intervención de Elias y Henkka en los solos y en la armonía previas al coro. Una buena dosis de nostalgia musical a un disco que se distingue por distanciarse de este género.
Para dar descanso ante tan buen comienzo llega la primera balada del disco: Breathing. Es un tema lento pero con peso, donde los instrumentos son acompañados por suaves voces casi susurrantes. A pesar de no tener grandes reparos, no posee la misma llegada en comparación a otras canciones lentas, siendo un tema bastante opaco, pero que funciona como buena pausa.
Luego de este respiro, viene el sexto tema de esta placa, titulado Zeroes, con un ritmo de mid-tempo y una temática política muy poco común en comparación al resto de las letras en general de Sonata Arctica, este track presenta un coro muy bien logrado, pero es un tema muy deslucido que tiende a la incomprensión o derechamente a aburrir al escucharlo una o varias veces, siendo sin dudas el tema más bajo del disco, a pesar de que la distorsión en el solo de Henkka es muy interesante, pero que no alcanza a salvar esta composición.
Tomando en cuenta lo anterior, The Dead Skin viene a mejorar un poco la percepción del disco con una intro muy alternativa y una distorsión casi radiofónica en la voz de Tony. A pesar de tener algunas partes que parecieran estar pegadas a la fuerza dentro del tema, éste está bien logrado, mezclando riffs pesados a la canción. No es brillante, pero es bastante convincente.
Es normal que a estas alturas del disco queden muchas dudas, y Juliet ayudará un poco a mejorar esta situación. Sin duda esta canción viene a compilar toda esta curiosidad musical que encontramos durante todo The Days of Grays: dramatismo, oscuridad, peso instrumental, versatilidad vocal, elaboraciones operísticas, etc. La retorcida temática psicológica se condice completamente con los cambios en la base rítmica y melódica. Quizás no tenga el mismo ímpetu que la mayoría del disco Unia, pero es una pieza fácil de entender, y con una teatralidad lograda al 100% (bueno, se basa en Romeo y Julieta, algo de eso debía tener).
Una particular introducción de teclado nos llama a escuchar No dream can heal a broken heart. Mid-tempo como todo el disco. Es un tema con buen peso y una excelente performance de Tony y sus coros, además de otra aparición de la dulce y angelical voz de Johanna Kurkela, quien sin duda le vino muy bien a este disco.
En comparación a Breathing, As if the world wasn’t ending tiene toda la llegada que la canción nombrada al principio carece, y se eleva como otro de los mejores momentos de este disco. Con una bella y dulce introducción acompañada de la orquesta, un Tony Kakko apasionado y un ritmo al compás de un vals, es una inspirada pieza musical cargada de emoción, que líricamente llama la atención por no ser tan desgarradora y triste como el resto de las baladas sino como un sentimental llamado a dejarlo todo, destacando el “Forget the world for now my love an live these days with me, as if the world wasn’t ending” que cala profundamente en lo más profundo de quien la escuche. Un hermoso momento que nos brinda The Days of Grays.
Entrando ya en tierra derecha, The truth is out there comienza con una particular introducción de Tony Kakko que evoluciona en un misterioso tema, marcado líricamente por una influencia notoria de X Files. Posee un interesante solo de cello que es acompañado por el peso de la banda. Un tema muy peculiar, pero dándole varias vueltas de le va encontrando el gusto. Finalizando todo esto con la introducción, pero en su versión completa; esta vez Everything fades to Gray cantada por Tony. Justo en el momento en que uno piensa que culmina el track, la voz introduce al resto de la banda, completando la canción y dando fin a The Days of Grays, pero queda un último tema que compartir con todos ustedes.
Llama la atención que un tema como In the Dark se encuentre ausente de la versión normal del disco, y sólo esté presente como bonus. Y no es para menos, si estamos en presencia de una de las mejores baladas en la trayectoria de Sonata Arctica. Una emotiva intro crea la ilusión de que viene una melancólica tonada, pero es ahí cuando entra el resto de los instrumentos, dándole un peso progresivo realmente sobrecogedor. Posee un puente acústico con una batería muy similar a la de The worlds forgotten, the words forbidden del disco Unia, creando una atmósfera notable que da paso a la emotividad en toda su expresión, con el “I am feeling your lips in the dark…” acompañado de una orquestación hermosa desde ahí hasta el final de la canción lo que, sin lugar a dudas, marca otro de los momentos más hermosos que esta placa nos podría regalar.
En resumen, si Unia fue un disco controvertido, las dudas no se disipan con The Days of Grays. Es más, me atrevería a decir que siembra mayor incertidumbre con respecto a la propuesta musical que Sonata Arctica puede entregar. Elias pasa sin pena ni gloria dentro del disco, lo cual es comprensible al ser el primero en el cual aparece, y donde su aporte no pudo tener mayor espacio dentro de la ambiciosa construcción mostrada por Tony Kakko. Es cierto, es un punto de equilibrio ante el gigantesco cambio que fue su disco anterior, pero hay que rescatar que es otra apuesta que nos brinda esta gran banda, expandiendo nuevamente los horizontes que ellos pueden alcanzar, y sin temor alguno a ser criticados o alabados: Sonata Arctica tiene su identidad, y romper con los esquemas rígidos del power metal siempre será bien recibido.
Diego Hernández