11/09/2014 | por: admin | No hay comentarios | en: Reviews
Era el año 2007. Después de 3 años desde el lanzamiento del aclamado “Reckoning Night” (2004) y una extensa gira, que conllevó la grabación del cd/dvd “For the Sake of Revenge”, la banda originaria de Kemi lanzaba su siguiente disco con altas expectativas, tomando en cuenta el éxito de su cuarta placa.
Fue así como un 25 de mayo finalmente fue lanzado el disco “Unia”, y desde un principio nos llama la atención con tan solo ver la portada: el clásico logo de la banda, usado por casi 8 años, había cambiado. Claro, no es una cosa tan dramática, pero ya desde el primer vistazo vemos un estilo distinto en cómo evocar el disco, tomando en cuenta también el diseño un poco más alejado de los gélidos paisajes (como es el caso de los 3 primeros discos), en un tono rojizo con matices oscuros, lo cual guardaría cierta relación con lo que nos encontraríamos al escuchar el disco.
Ya poniendo la atención directamente a la música, el primer track del disco es la potente In Black and White, y nos marca algo que sería la tendencia a lo largo de toda esta placa: un sonido de guitarra mucho más agresivo que en cualquiera de los otros discos, y en una rítmica muy distinta, marcando pulsaciones más cercanas al metal progresivo que al clásico power metal que nos tenían acostumbrados. Se puede apreciar una variedad en los samples ocupados por el teclado, haciendo la labor de crear melodías más ambientales, de acompañamiento, y sumándose a la dureza en el sonido otorgado por las guitarras. La batería no tiene la velocidad de canciones como Misplaced o The Cage, pero sigue ahí, presente y marcando los tiempos con fuerza y presencia. Ya desde Winterheart’s Guild que Tony Kakko nos sorprendía con la elaboración de coros en cada canción, pero en esta canción nos muestra que esto no es solo una mezcla de pistas vocales, sino una elaboración compleja de coros, sonidos guturales, variedades de armonías de mayor complejidad, y que, en conjunto a los brillantes solos de Jani y Henkka en la parte media del tema ( además de esa pausa antes del último coro) hacen de esta canción una gran entrada para este disco.
Paid in full ya es un tema “conocido” debido a que fue el single para promocionar este disco, y se distancia completamente del resto de sus canciones más clásicas con un tempo lento, gran variedad de voces y una temática profundamente personal donde la letra dialoga estrechamente con los cambios de tono y la evolución completa de la canción, con transiciones pausadas, entre lo melancólico y lo dramático, sin perder en ningún momento la fuerza de cada golpe, como si en verdad fuera una declaración de principios (bueno, por algo se condice tan bien la letra con lo musical). Sin duda es uno de los temas mejor elaborados de la carrera de la banda, además de cumplir con la labor de todo single: ser de fácil escucha y sin mayores complejidades en comparación al resto del disco.
Con una introducción de batería en conjunto con unos llamativos sintetizadores comienza For the Sake of Revenge, un track de tres minutos que tiene algunas cosas interesantes como son estos mismos sintetizadores usando notas bajas que le dan identidad a la canción junto al bajo de Marko Paasikoski siendo más notorio. Aun así, no es un tema que llame poderosamente la atención, pero con cuidado: funciona bien dentro del concepto del álbum, sirviendo como un descanso para lo que nos espera a continuación.
Una introducción sinfónica, unos susurros de voz femenina, y el ride junto al bombo marcan el comienzo de una de las mejores canciones de Unia: It won’t fade. Un tema agresivo lírica y musicalmente, las “guitarras afiladas” de Jani Liimatainen son notables, el juego que hace con los tiempos dentro de la canción están fríamente calculados, Henkka en los teclados igual de fundamental, los juegos vocales de la canción hacen la imagen de un diálogo operístico muy bien logrado, tanto en las voces limpias como las más “desgarradas”, y un bajo muy notorio en conjunto a los riffs de guitarra. A pesar de toda la fuerza, la canción te da una pausa donde la guitarra hace un solo muy atípico para el power metal, casi al estilo de David Gilmour (Pink Floyd), para luego sonar en segundo plano con una acción de tremolo que está lejos de pasar desapercibido, y todo en función del conjunto de la canción. Sin duda, de las creaciones que hablan acerca de lobos, esta es una de las destacadas por el nivel teatral que logra alcanzar; siendo uno de los puntos altos de este disco.
Under your tree es una nostálgica balada que comienza con una dulce voz femenina acompañando el tempo lento de la canción, con un teclado y una guitarra acústica muy bien compenetradas con el concepto fuertemente ambiental del disco: siguen la línea de las atmósferas oscuras creadas durante las canciones anteriores, pero con un tinte más triste. Sin ser la balada más brillante de su carrera, es un muy lindo tema, cargado de un fuerte significado emocional (se dice que Tony la escribió pensando en su mascota fallecida, lo cual tendría algo de sentido).
Estructuralmente, Caleb tiene un esquema muy similar a Bohemian Rhapsody de Queen (guardando las proporciones, claro está). De por sí nos narra una historia, comenzando con la introducción narrada por una voz femenina acompañada de un piano, luego se une el resto de la banda con los riff punzantes en mid-tempo, con un trabajo vocal nuevamente bien logrado en la construcción de la canción. Sigue el sello distintivo de Unia, pero añadiéndole un interludio de teclado en 3 tiempos como un vals y luego el resto de la banda entrando en un contratiempo con unos coros operísticos espectaculares que dan paso a un notable solo de guitarra, seguido de la pausa correspondiente para los frenéticos pasajes de esta canción, finalizando con coros casi celestiales acompañados con el resto de los instrumentos. Otro gran punto a considerar.
Entrando ya a la segunda parte del disco (la parte más compleja de todas), encontramos a The Vice, y aquí los cambios de compás, los contratiempos y la inmensa cantidad de voces sobrecogedoras cambian totalmente la manera de ver a Sonata Arctica: estamos en presencia de un disco completamente progresivo, algo impensado para muchos, desagradable e inentendible para algunos, y muy gratificante para otros. Este cambio se sigue marcando con My Dream’s but a Drop of Fuel for a Nightmare, una melódica pieza de seis minutos con muchos cambios, desde melodías muy alegres, a la frialdad y crudeza de los riffs marcados por la base del tema, muy sinfónico y agresivo en la misma medida, en un diálogo cercano con el dramatismo ycon la psicología del personaje que nos narra esta historia. Conceptual y musicalmente muy bien elaborada, como toda obra de teatro.
The Harvest es otro tema de guitarras y batería potente, una agresiva voz de Tony (quien demuestra su versatilidad con cada canción en este disco), unas guitarras acústicas en la parte más lenta de la canción, los teclados acompañando la pomposidad sonora del tema, con un coro casi a contratiempo y otro buen solo de Jani con el apoyo de los fuertes golpes de bombo, los cuales aumentarían su velocidad con las últimas líneas de la guitarra, dando paso a uno de los mejores solos que ha hecho Henrik Klingenber en la banda. Cabe destacar que no es un disco caracterizado por el protagonismo de los solos de teclado y guitarra (que son la marca registrada del power metal a estas alturas), pero que muestran un virtuosismo notable a la hora de aparecer, siendo un aporte a la canción sin ser composiciones forzosas y puestas a la fuerza. La guitarra marca pulsaciones bajo métricas que no son características del power metal, además que todo el conjunto se mueve en un vaivén de velocidades
Una de las canciones que personalmente me llama mucho la atención es The worlds forgotten, the words forbidden. Un tema completamente atmosférico, con la batería sin hacer la fórmula clásica del platillo-pedal-caja, sino jugando con caja-toms-bombo/pedal por decirlo de alguna manera, el teclado siendo fundamental junto a las guitarras acústicas, que prontamente cambian a eléctricas, generando un ambiente muy relajado y oscuro al mismo tiempo, muy parecido a algunas composiciones propias de bandas como Opeth, Porcupine Tree u otras pertenecientes al metal o rock del tipo progresivo.
Fly with the black swan es otro tema muy característico del disco ya que tiene todos los elementos nombrados anteriormente, pero de una manera un poco más forzada que el resto, por lo cual uno podría prescindir de éste tras escuchar el disco varias veces.
Unia finaliza con una balada, Good enough is good enough, el cual es un tema completamente sinfónico, donde Tony muestra el lado más melancólico de su performance vocal: fuerza, sutileza, susurros y su gran capacidad de calar en lo más profundo de nuestras propias emociones.
Un conmovedor y desgarrador final para Unia (“sueños” en finés), donde el disco deja un extraño sabor de boca a la primera oída, pero merece su oportunidad. No es un disco fácil de escuchar, y menos de entender, pero el nombre Unia nos llama a que la comprensión del disco sea bajo el concepto de que cada canción es parte de un gran sueño con todo lo que esto implica: su teatralidad y su vértigo, su angustia y su alegría, su nostalgia y su capacidad de atraparte y mostrarte cosas que se encuentran en lo más profundo de tu ser.
Si Sonata Arctica quiso dar un paso adelante, con Unia sobrepasó las peligrosas barreras que circundan su género, y cada uno sabe si fue o no un buen paso, pero la sinceridad mostrada al hacer un trabajo tan ambicioso como éste merece, al menos, ser escuchado con la mayor de las atenciones.
Diego Hernández